miércoles, 1 de mayo de 2024

Elogio al Querido Hermano Rodrigo Pica en sus exequias

 

Vengo a esta última despedida al Querido Hermano Rodrigo Pica, a expresar a nombre de la Gran Logia de Chile, órgano superior de la Masonería chilena que está unida indisolublemente al desarrollo de la República, nuestro profundo pesar y consternación ante la repentina partida de un miembro de la Orden, que encarnó en su actuar público las mejores virtudes masónicas.

No era Rodrigo Pica un veterano del proceso de la Iniciación, sino un actor vivo de la esperanza y el futuro. Pero en sus años de Aprendiz, Compañero y Maestro, fue capaz de aquilatar las enseñanzas del proceso de la Iniciación, para encarnar en su forma de actuar aquello que recibió del convivir logial, como una responsabilidad que había que cumplir en la cotidianidad de la vida y del actuar civil.

Tal vez estaba en su naturaleza y en su temperamento, y la Masonería solo le permitió patentizarlo. Tal vez en la Orden encontró los estímulos para reafirmar sus convicciones y su carácter de hombre de bien.

Lo cierto es que adhirió a nuestra Orden con fidelidad a sus principios y doctrinas morales, que el masón debe poner en práctica en la civitas y sus espacios de convivencia y de realización de lo humano. Al hacerlo, pronto se transformó en un modelo de hombre público, que, ante su repentina partida, los sentimientos y reflexiones de muchos han aflorado para llenarlo de elogio y reconocimiento.

Conocí personalmente al Querido Hermano Rodrigo Pica cuando ya era un Maestro Masón, y su fama de hombre culto, tolerante, dialogante, librepensador y exponente del Derecho republicano, estaba asentado en distintos espacios.

Mi recuerdo de su trascendencia humana siempre me lo presentará con su sonrisa y su forma respetuosa de aproximarse a cualquier interlocutor, incluso del más airado. Sus palabras en todo momento de relevancia, incluso en los más modestos, siempre abundaban con vocablos que él resaltaba: Justicia, Derecho, solidaridad, responsabilidad social, libertad, respeto, tolerancia, pluralismo, equidad,

En su comprensión estaba siempre la idea de que, en cualquier sociedad, la condición humana solo llega a realizarse en la vivencia misma en la sociedad, en el ejercicio de la razón, donde lo argumentativo es la base de toda construcción racional. La idea aristotélica de que para ser un buen ser humano es necesario ser un buen ciudadano, recurrió en una de las conversaciones que pudimos tener, producto de los tiempos que hemos vivido como República en el último lustro.

Cuando nos reunimos a conversar sobre los desafíos de Chile, luego de emparar el pan en aceite de oliva que vaciaba sobre el platillo, mientras esperábamos el servicio del menú, comenzaba una reflexión siempre seductora en torno a las ideas que jugueteaban en su mente, y que adornaba con la elegante expresión de sus convicciones.

"Gran Maestro, estoy a su disposición", me decía, cuando lo convocaba para conocer sus ideas sobre los debates de nuestro atribulado Chile. ¿Cómo ayudar a que primara el diálogo? ¿Cómo inspirar debates sobre lo realmente relevante, desterrando el ambiente de guerrillas o montoneras? La respuesta de Rodrigo era simple: aceptando nuestra diversidad, imponiendo tolerancia, poniendo en valor lo fundamental de la República.

A mediados de 2021 le pedí que fuera parte de una Comisión Asesora que fuera capaz de reunir ideas para aportar a los debates que se producirían dentro de la Convención Constitucional, en el primer intento de tener una nueva Constitución para la República. Ideas que no tenían un propósito político partidista, sino que fueran capaces de definir los fundamentos y principios que debían inspirar el nuevo texto constitucional.

Ciertamente dejó en claro que nada podía aportar desde su condición de Ministro del Tribunal Constitucional, pero que estaba disponible para aportar desde sus convicciones del Derecho y de la Justicia.

Trabajó con gran entusiasmo colaborando en un trabajo de realización vespertina, que un grupo de grandes e ilustrados masones, que se tradujeron en un conjunto de documentos que hicimos llegar a los órganos pertinentes de la Convención Constitucional.

Previamente, en el verano de 2021, a través del canal de YouTube de la Gran Logia, realizamos diversos debates públicos telemáticos, bajo la denominación de Debates en Occidente, para aportar ideas sobre lo que parecían los temas más complejos a discutir. Fue la única vez que permitió entregar su opinión como Ministro del Tribunal Constitucional. Era un debate en que participó también la Ministra de la Corte Suprema Ángela Vivanco, y donde el tema central fue “Justicia, Tribunal y Primacía Constitucional”.

Su argumentación erudita y reflexiva nos deja

El control de la constitucionalidad de la ley fue su preocupación en esa oportunidad, poniendo como argumento poderoso la experiencia de la Alemania con el advenimiento del nazismo, donde determinadas leyes, si hubiesen sido sometidas a un Tribunal Constitucional, habrían cambiado tal vez la historia humana, evitando una de las peores tragedias de la Humanidad.

Hace algunas semanas nos reunimos a almorzar y a conversar sobre el nuevo proceso constitucional. Llegó con su sonrisa acostumbrada, vació aceite de oliva en el platillo y empapó el pan, y expuso tres ideas muy relevantes que creía que debían ser motivo de análisis, preponderantes para construir los fundamentos de una Nueva Constitución.

Son ideas que asombran por su sentido común dentro del constitucionalismo moderno y en el estudio comparado, pero que tal vez no haya madurez y sentido de futuro, para verlos plasmados en un nuevo texto constitucional, donde lo recurrente tiende a sedimentarse con mayor opción, cuando se desconocen los aportes de la diversidad bien argumentada.

Es una enorme pérdida fraternal esta partida, no solo para quien habla y para la Orden, sino también para la historia y el futuro de nuestro país. Ciertamente, es una perdida incalculable para su familia, para la que pedimos al Gran Arquitecto del Universo, que la cobije y le entregue consuelo ante lo irreparable.

Querido Hermano Rodrigo: tu recuerdo nos iluminará con tus ideas y tu calidad de masón, y tu sonrisa será la imagen que nos traerá a la memoria tus formas físicas. Te vas con nuestro elogio y nuestro cariño fraternal.

 


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