Para
la Gran Logia de Chile es este un momento especial de su historia. La
realización de esta Semana del Clima es uno de los hitos de su accionar en la
sociedad chilena. Trabajar en la sociedad para favorecer la condición humana es
parte de la razón de existencia de la Francmasonería. Lo hace a través de sus
miembros y lo hace también, bajo determinados principios éticos, desde su
carácter institucional.
No
interviene nuestra acción y nuestro compromiso a través de las opciones
políticas en debate en toda sociedad democrática, no pretende ser rectora ni
pretende ninguna aspiración de detentar determinada verdad.
La
Francmasonería señala su acción desde la construcción ética, siempre necesaria
para orientar el actuar de las personas y las comunidades, construyendo
racionalidades que sean compatibles con el interés superior de lo humano y con
los derechos que atañen a cada integrante de la sociedad, donde el bien común y
la máxima de no hacer a otros lo que no me gustaría que hicieran conmigo,
permite contextualizar todo propósito de quienes intervienen en los hechos
humanos y en el espacio donde la Humanidad existe, en un sentido local, parcial
o total.
En
el desarrollo humano, desde sus primeras construcciones civilizacionales, la
realización humana ha dependido del medio ambiente en que se encuentra llevando
a cabo sus sueños, aspiraciones y ambiciones. La naturaleza le ha puesto a su
disposición sus productos y sus recursos, para hacerlos posibles.
Lo
más glorioso y extraordinario de la condición humana, ha sido posible mediante
la transformación del medio ambiente y la utilización de la Naturaleza, y, al
mismo tiempo, lo más perverso y lo más absurdo. Definir lo que está bien y lo
que está mal en la acción humana es parte del ejercicio moral.
En
la medida que podemos discernir moralmente y establecer racionalidades que
construyan las decisiones, es la forma como las sociedades establecen el debido
preludio a las decisiones políticas que las sociedades deben abordar, sobre
todo si aquello nace dentro de las prácticas democráticas.
Una
buena política, por muy bien que esté formulada desde los aspectos técnicos, si
se encuentra objetada moralmente, seguramente estará condenada al fracaso.
Hemos comprobado, a través de las décadas recientes, que en las democracias el
debate moral es muy determinante para resolver cuestiones que deben favorecerán
o afectarán a las sociedades y a sus componentes.
Instituciones
éticas como la Francmasonería, lo que pretenden es formar la conducta
individual de sus miembros con arreglo al bien común, a la racionalidad
constituida a través del consenso y con el fin de establecer las condiciones
morales convencionales que pongan en acción aquello que se considere mejor para
las comunidades y las personas.
Con
las experiencias que nos ha aportado el estudio de la ciencia, en los últimos
cincuenta años, la sensibilización de los aspectos morales relativos al uso de
los recursos naturales ha ido construyendo una visión moral creciente de que
estamos en una crisis que se agrava, como consecuencia de las emisiones de
efecto invernadero.
Ciertamente,
la ciencia ha puesto en evidencia los daños que produce la sobreexplotación de
los recursos, la falta de renovación de ellos, la polución y las distintas
formas de contaminación, que están provocando el cambio climático.
Esa
preocupación ha estado en la realidad institucional de la Gran Logia de Chile,
a través de muchos masones y de logias, que desde hace algunas décadas vienen
insistiendo en una crisis ambiental que se expresa en nuestra geografía
nacional y en el planeta.
Esto ha sido tomado como un tema prioritario
por la actual gestión institucional. El año pasado constituimos una Comisión
Asesora de Sustentabilidad y Cambio Climático, integrada por destacados masones
profesionales de especialización ambiental. Con ellos planificamos más de 130
conferencias en distintas ciudades sobre el cambio climático.
Distintas
iniciativas han sido desarrolladas con el fin de abrir debates que informen
sobre la urgente necesidad de una acción climática masónica, en correspondencia
con el Acuerdo de París de 2015.
En
lo que va del año, varios webinar han permitido debates importantes y
especializados, en torno a los distintos efectos del deterioro ambiental en
Chile, y se ha ido logrando una cada vez mayor convicción sobre la acción
climática masónica, sobre la base de la sustentabilidad como principio rector.
En
el invierno,
un grupo de 20 miembros de nuestras logias participó en un entrenamiento remoto
con el Premio Nobel, Al Gore, organizado por la Fundación Internacional que
aquel preside, a los que esperamos sumar nuevos participantes en la versión
2021. Este entrenamiento permite ir configurando un grupo creciente de actores
ambientalistas a disposición de los objetivos que la Orden se proponga en torno
a la acción climática y la sustentabilidad ambiental, pero también en favor de
las comunidades de las que estos Masones son parte.
También
hemos iniciado la medición de la huella de carbono de nuestras sedes, esto es,
de las casas masónicas, y que nos permitirá elaborar un conjunto de
proposiciones a sus administradores, una vez que las actividades masónicas
retornen a los templos.
En
las próximas horas, el Informe Consolidado Medición de Huella de Carbono de las
Casas Masónicas será entregado a todas las autoridades masónicas, nacionales,
regionales y locales, y la comunidad masónica internacional, como un primer
documento referencial sobre nuestro impacto en el calentamiento global y el
cambio masónico.
Queremos
también, trabajar decididamente para manejar en nuestras casas masónicas la
huella del agua y la huella de los residuos, también como prioridades de la
mayor relevancia.
Pero, sin duda, uno de
los pasos más importantes es que, durante este año 2020, lleno de dificultades
de todo tipo, hemos construido una columna de medio millar de hermanos a nivel
nacional, con los cuales hemos emprendido los proyectos en curso y, lo más
importante, los que vendrán.
Esto
ha dado pie para preparar la primera Semana del Clima de la Gran Logia de
Chile, que inauguramos esta mañana.
Para
todos los masones, la acción climática es una de las grandes tareas de nuestro
tiempo, y una labor insoslayable.
Nos
parece muy importante, en ese contexto, la presencia del Señor Ministro de
Energía en este encuentro. Chile ha estado marcando una senda notable en lo que
significa eliminar de su matriz energética la producción con combustibles
fósiles.
Pensamos
que esta tarea coherente con el Acuerdo de París, que cumple cinco años, no
puede tener lecturas ideologizadas, o pretensiones hegemónicas para la
elaboración de acciones comunes, frente a lo que hay que hacer desde la acción
política y desde la acción civil.
Saludamos
pues su presencia, Señor Ministro, porque Ud. expresa una conducta abierta,
inclusiva y coherente con los desafíos que deben involucrar a todos los
actores, que pueden ayudar a un gran cambio en las conductas que la acción
climática requiere, para adaptarnos social y civilizacionalmente a un mundo
nuevo, que surgirá de las grandes virtudes y de los grandes errores del actuar
humano.
Doy la bienvenida a todos quienes participarán en esta semana de reflexión, información y debate sobre el cambio climático. A quienes asisten desde el extranjero y a quienes se suman desde los distintos puntos del país. A todos, los deseamos la mejor jornada, y que salgamos todos los fortalecidos en nuestras convicciones sobre lo que debemos hacer, como personas y como comunidades humanas.
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