jueves, 28 de enero de 2021

Inauguración de la Semana del Clima 2020


Para la Gran Logia de Chile es este un momento especial de su historia. La realización de esta Semana del Clima es uno de los hitos de su accionar en la sociedad chilena. Trabajar en la sociedad para favorecer la condición humana es parte de la razón de existencia de la Francmasonería. Lo hace a través de sus miembros y lo hace también, bajo determinados principios éticos, desde su carácter institucional.

No interviene nuestra acción y nuestro compromiso a través de las opciones políticas en debate en toda sociedad democrática, no pretende ser rectora ni pretende ninguna aspiración de detentar determinada verdad.

La Francmasonería señala su acción desde la construcción ética, siempre necesaria para orientar el actuar de las personas y las comunidades, construyendo racionalidades que sean compatibles con el interés superior de lo humano y con los derechos que atañen a cada integrante de la sociedad, donde el bien común y la máxima de no hacer a otros lo que no me gustaría que hicieran conmigo, permite contextualizar todo propósito de quienes intervienen en los hechos humanos y en el espacio donde la Humanidad existe, en un sentido local, parcial o total.

En el desarrollo humano, desde sus primeras construcciones civilizacionales, la realización humana ha dependido del medio ambiente en que se encuentra llevando a cabo sus sueños, aspiraciones y ambiciones. La naturaleza le ha puesto a su disposición sus productos y sus recursos, para hacerlos posibles.

Lo más glorioso y extraordinario de la condición humana, ha sido posible mediante la transformación del medio ambiente y la utilización de la Naturaleza, y, al mismo tiempo, lo más perverso y lo más absurdo. Definir lo que está bien y lo que está mal en la acción humana es parte del ejercicio moral.

En la medida que podemos discernir moralmente y establecer racionalidades que construyan las decisiones, es la forma como las sociedades establecen el debido preludio a las decisiones políticas que las sociedades deben abordar, sobre todo si aquello nace dentro de las prácticas democráticas.

Una buena política, por muy bien que esté formulada desde los aspectos técnicos, si se encuentra objetada moralmente, seguramente estará condenada al fracaso. Hemos comprobado, a través de las décadas recientes, que en las democracias el debate moral es muy determinante para resolver cuestiones que deben favorecerán o afectarán a las sociedades y a sus componentes.

Instituciones éticas como la Francmasonería, lo que pretenden es formar la conducta individual de sus miembros con arreglo al bien común, a la racionalidad constituida a través del consenso y con el fin de establecer las condiciones morales convencionales que pongan en acción aquello que se considere mejor para las comunidades y las personas.

Con las experiencias que nos ha aportado el estudio de la ciencia, en los últimos cincuenta años, la sensibilización de los aspectos morales relativos al uso de los recursos naturales ha ido construyendo una visión moral creciente de que estamos en una crisis que se agrava, como consecuencia de las emisiones de efecto invernadero.

Ciertamente, la ciencia ha puesto en evidencia los daños que produce la sobreexplotación de los recursos, la falta de renovación de ellos, la polución y las distintas formas de contaminación, que están provocando el cambio climático.

Esa preocupación ha estado en la realidad institucional de la Gran Logia de Chile, a través de muchos masones y de logias, que desde hace algunas décadas vienen insistiendo en una crisis ambiental que se expresa en nuestra geografía nacional y en el planeta.

 Esto ha sido tomado como un tema prioritario por la actual gestión institucional. El año pasado constituimos una Comisión Asesora de Sustentabilidad y Cambio Climático, integrada por destacados masones profesionales de especialización ambiental. Con ellos planificamos más de 130 conferencias en distintas ciudades sobre el cambio climático.

Distintas iniciativas han sido desarrolladas con el fin de abrir debates que informen sobre la urgente necesidad de una acción climática masónica, en correspondencia con el Acuerdo de París de 2015.

En lo que va del año, varios webinar han permitido debates importantes y especializados, en torno a los distintos efectos del deterioro ambiental en Chile, y se ha ido logrando una cada vez mayor convicción sobre la acción climática masónica, sobre la base de la sustentabilidad como principio rector.

En el invierno, un grupo de 20 miembros de nuestras logias participó en un entrenamiento remoto con el Premio Nobel, Al Gore, organizado por la Fundación Internacional que aquel preside, a los que esperamos sumar nuevos participantes en la versión 2021. Este entrenamiento permite ir configurando un grupo creciente de actores ambientalistas a disposición de los objetivos que la Orden se proponga en torno a la acción climática y la sustentabilidad ambiental, pero también en favor de las comunidades de las que estos Masones son parte.

También hemos iniciado la medición de la huella de carbono de nuestras sedes, esto es, de las casas masónicas, y que nos permitirá elaborar un conjunto de proposiciones a sus administradores, una vez que las actividades masónicas retornen a los templos.

En las próximas horas, el Informe Consolidado Medición de Huella de Carbono de las Casas Masónicas será entregado a todas las autoridades masónicas, nacionales, regionales y locales, y la comunidad masónica internacional, como un primer documento referencial sobre nuestro impacto en el calentamiento global y el cambio masónico.

Queremos también, trabajar decididamente para manejar en nuestras casas masónicas la huella del agua y la huella de los residuos, también como prioridades de la mayor relevancia.

Pero, sin duda, uno de los pasos más importantes es que, durante este año 2020, lleno de dificultades de todo tipo, hemos construido una columna de medio millar de hermanos a nivel nacional, con los cuales hemos emprendido los proyectos en curso y, lo más importante, los que vendrán.

Esto ha dado pie para preparar la primera Semana del Clima de la Gran Logia de Chile, que inauguramos esta mañana.

Para todos los masones, la acción climática es una de las grandes tareas de nuestro tiempo, y una labor insoslayable.

Nos parece muy importante, en ese contexto, la presencia del Señor Ministro de Energía en este encuentro. Chile ha estado marcando una senda notable en lo que significa eliminar de su matriz energética la producción con combustibles fósiles.

Pensamos que esta tarea coherente con el Acuerdo de París, que cumple cinco años, no puede tener lecturas ideologizadas, o pretensiones hegemónicas para la elaboración de acciones comunes, frente a lo que hay que hacer desde la acción política y desde la acción civil.

Saludamos pues su presencia, Señor Ministro, porque Ud. expresa una conducta abierta, inclusiva y coherente con los desafíos que deben involucrar a todos los actores, que pueden ayudar a un gran cambio en las conductas que la acción climática requiere, para adaptarnos social y civilizacionalmente a un mundo nuevo, que surgirá de las grandes virtudes y de los grandes errores del actuar humano.

Doy la bienvenida a todos quienes participarán en esta semana de reflexión, información y debate sobre el cambio climático. A quienes asisten desde el extranjero y a quienes se suman desde los distintos puntos del país. A todos, los deseamos la mejor jornada, y que salgamos todos los fortalecidos en nuestras convicciones sobre lo que debemos hacer, como personas y como comunidades humanas.



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