miércoles, 27 de julio de 2011

Un horrible crimen contra la tolerancia




Las noticias que conmueven al mundo, producidas en la civilizada Noruega, no pueden menos que calificarse de horribles ataques a la tolerancia y a la convivencia humana. Si ningún acto contra la tolerancia puede aceptarse como moralmente válido, el crimen contra personas que sostienen la tolerancia como sustento de su acción política, y el terrorismo contra un sistema de tolerancia, constituyen de los crímenes más brutales que se cometen contra la condición humana.
La Humanidad, luego de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, y de dolorosas experiencias vividas con posterioridad, ha ido estableciendo cada vez mayores consensos sobre lo que significa el respeto a la dignidad humana, por sobre cualquier particularidad establecida por características o condiciones étnicas, políticas, religiosas o de nacionalidad, de sexo o de raigambre social.
Esos consensos, y la ética que de ello se desprende, es lo que permite reconocer que todos los seres humanos somos individuos con los mismos derechos, más allá de nuestro origen, color de piel, de nuestras ideas o creencias. Es lo que permite considerarnos a todos como parte de una familia humana, que busca en cada comunidad nacional, territorial, jurisdiccional o local, los mismos propósitos individuales y colectivos de una vida vivible y sostenible, lo más cercano posible a su modo de vida, a sus creencias y a su idea de felicidad.
Todos, en ese contexto, a partir de sus afirmaciones culturales, son parte de una voluntad constructora de Humanidad y de valiosa aportación a la superación constante del concepto de civilización.
La tolerante Noruega ha sido un ejemplo de ello, por mucho tiempo, y miles de chilenos han sido testigos de esa forma de convivencia pacífica, de respeto y de consideración humanista.
Congoja produce que, en esa valiosa forma de ciudadanía y de convivencia, se produzca un crimen tan abominable contra la tolerancia y en contra de un sistema que ha hecho de esa sensata práctica una forma de vida sólida y activa, a través de muchas décadas.
Los argumentos que se han conocido por la prensa, respecto de las ideas sostenidas por el hasta ahora único inculpado, llevan a reconocer que hay grupos que sostienen argumentos perversos que van contra toda la racionalidad humana, y contra la lógica de la historia que repudia la segregación, la xenofobia y las pretensiones de pureza racial, nacional o territorial, y que deben estar bajo el control de la ley de un modo mucho más activo y permanente.
Sorpresa ha causado ver al inculpado en imágenes donde viste atuendos masónicos. Sin embargo, la Masonería, mucho antes que todos los consensos internacionales, ha propugnado desde sus remotos orígenes la práctica de la tolerancia con vivo interés. Sus ancestrales antecedentes nos hablan de la práctica establecida entre los constructores de catedrales de la Edad Media, que iban de país en país aportando su arte y que, al terminar cada día de trabajo, se reunían en torno a una mesa a compartir sus sueños, sus experiencias y sus realidades de origen, construyendo una comunión de oficio fraternal y tolerante.
Allí no importaba de donde venía el maestro cantero, el albañil o el tallador de piedras, solo importaba que eran parte de una obra grandiosa y trascendente, que superaría sus propias existencias para bien de la Humanidad. Y cuando se recorren las catedrales góticas, su obra magnífica, podemos comprobar que, cuando los hombres superan sus diferencias y particularidades, para unirse en un propósito superior son capaces de construir obras perennes y trascendentes.
Esa práctica ha constituido el fundamento de la Masonería Moderna o Especulativa, que se renueva en cada trabajo masónico y en la vida de cada masón, como un aporte irrenunciable de cada miembro de la Orden a la sociedad en que este vive y convive, y que la Masonería Universal impulsa en todos los lugares del mundo, sin necesidad de tener un centro o poder que los congregue o los dirija, como ocurre con otras organizaciones éticas humanas.
Hacemos votos para que la sociedad noruega, como respuesta a este horrible crimen contra la tolerancia, consolide su opción a favor de la diversidad, contra la segregación, la xenofobia y el odio racial, porque ello permitirá que su modo de vida siga siendo un faro de luz y de ejemplo para la paz, la diversidad y la tolerancia.

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