domingo, 22 de noviembre de 2015

República




En los conceptos políticos que han abundado en nuestra actual democracia - y que es bueno tener a la vista en el debate que debiera permitir modificaciones constitucionales -, se advierte el uso del concepto “republicanismo” por algunos personeros políticos, para dar atributo a ciertas conductas que deberían constatarse en las prácticas entre estos actores.
Queda la duda siempre, respecto a lo que pretenden expresar esos actores, porque ocurre que “republicanismo” no tiene que ver con determinadas conductas de caballerosidad o de atildado trato entre representantes de partidos o de las instituciones del Estado.
Lejos de ello, lo republicano viene de algo mucho más equidistante del trato que deban darse entre ciertos tribunos o exponentes institucionales del Estado. Concretamente, lo republicano viene de la relación entre el Estado y el pueblo, del contrato que los ciudadanos dan a quienes cumplen funciones de poder a su nombre y viceversa.
En una república la soberanía radica en el pueblo. Cuando no hay república la soberanía radica en otras expresiones y estructuras de poder.
Es un hecho histórico que, cuando se forman los países americanos, a partir de su emancipación de las metrópolis coloniales, los líderes del proceso independentista optan por la república, no solo para romper con las casas reales coloniales, sino también romper con un sistema político radicado en una soberanía absolutista, muchas veces pretendidamente derivada de un mandato divino.

Las corrientes del pensamiento político, sustentadas en la reflexión del llamado “siglo de las luces”, y los sectores sociales que las acogieron, lo que buscaron fue precisamente establecer un nuevo carácter del Estado y de la organización política que debía regir su ordenamiento.
De esta manera, recuperan y reescriben el concepto de ciudadanía - que nace de la escuela política griega, que recobra valor en el Renacimiento, y que es vindicada por la revolución francesa -, para establecer una propuesta de ordenamiento político donde la soberanía la ejercería el pueblo a través de mandatarios, que debían cumplir las tareas de administración y legislación.
La República, por la que optaron los jóvenes dirigentes de la emancipación americana, en general, se vio frustrada por diversos procesos de restauración de los poderes dominantes de la etapa colonial.
Ocurrió en Chile con el régimen pelucón o portaliano. Ellos reescribieron el conceptos de república, a través de algunas mascaradas conceptuales. Así, desde entonces, lo republicano, lo asociado a la determinación de la soberanía popular, ha experimentado posteriormente distintos procesos de reemergencia y de retrocesos.
En consecuencia, se ha usado el concepto de república muchas veces como una definición formal, y todas las Constituciones de 1933 en adelante, han soslayado el fundamento mismo de la idea republicana: que la soberanía 

(Publicado como editorial de la revista digital "Iniciativa Laicista", edición de septiembre de 2015)

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