Para algunos que no conocen de la
Masonería y su desarrollo histórico, ha resultado un hecho extraordinario que
se haya firmado un acta de relación y cooperación entre la Gran Logia de Chile
(masculina) y la Gran Logia Femenina de Chile (femenina). Sin embargo, es algo
natural, que responde a una historia común, en torno a los altos principios que
ambas organizaciones en Chile sostienen en el ámbito de su respectiva historia
y su tradición.
La Masonería es, por esencia, una
institución que recoge el progreso humano y la evolución que la Humanidad
experimenta, en su proceso de cambios producto del aseguramiento de los
derechos humanos y los avances en términos de la superación de la ignorancia y
el error, y de los resabios arcaicos que condicionan la realización de la
condición humana.
No es novedad que la Masonería asuma
desafíos, en todos los planos de los derechos fundamentales, incluso en el
acceso al sublime derecho a la Iniciación. Prueba irrefutable de ello, es que una
organización masónica tan tradicional como lo es la Gran Logia Unida de
Inglaterra (UGLE), madre de la Masonería que practicamos, asumiera el 10 de
marzo de 1999, la validez de las grandes logias de mujeres en el ámbito de su independencia,
lo que es refrendado actualmente en su página web, donde expresa taxativamente
que la UGLE siempre ha estado formada por hombres, y que las mujeres masonas
tienen dos grandes logias separadas en sus prácticas e institucionalidad, a las
cuales las mujeres pueden remitirse: la Honorable Fraternidad de Antiguas
Francmasonas (HFAF) y la Orden de Mujeres Francmasonas (OWF).
La preocupación por la mujer y su derecho
a la iniciación, está en la historia de la Gran Logia de Chile, en forma
patente. Fue uno de los puntos de debate en su segundo Convento Nacional (1942),
lo que llevó 25 años después, al Gran Maestro Sotero del Río Gundián, a promover
acciones concretas para estimular la iniciación femenina, en forma autónoma y
en su exclusivo género.
De allí que muchos masones de la Gran
Logia de Chile, pudieron colaborar de manera significativa en el desarrollo de logias de la Gran Logia Femenina de Chile, sin jamás
participar en sus reuniones sometidas a ritual, entendiendo que las virtudes de
la iniciación se alcanzan en la naturaleza específica de cada género.
Resaltó en ese proceso un masón de enorme
humanismo y que ha dignificado a la Gran Logia de Chile, el muy querido hermano
Mauricio Sommariva, quien realizó un trabajo digno de encomio en apoyo de la
consolidación material de la GLFCH, en su actual sede central.
Esa relación de miembros de la GLCH con
logias de mujeres, construida desde la autonomía y el respeto iniciático a la
naturaleza de género que cada institución expresa, ha sido un basamento fundamental
para que se haya firmado un acta de relación y cooperación entre ambas
organizaciones masónicas, que, entre otros considerandos, expresa: “La Gran
Logia de Chile y la Gran Logia Femenina de Chile, en el contexto de sus
desarrollos institucionales, reconocen sus diferentes orígenes y las
circunstancias específicas de desarrollo histórico e institucional. Ello obliga
a establecer las salvaguardas y prohibiciones que impiden una participación
común en el ámbito ceremonial, dado el carácter masculino de una y femenina de
la otra”.
Manifiesta también que “La Gran Logia de
Chile y la Gran Logia Femenina de Chile expresan que sus trabajos se realizan a
la Gloria del Gran Arquitecto del Universo, que sus iniciados realizan sus
juramentos y obligaciones ante la Escuadra y el Compás y el Volumen de la Ley
Sagrada, y que ejercen su absoluta autoridad sobre los Grados de Aprendiz,
Compañeros y Maestros, en las Logias de su Obediencia”.
Más adelante se señala, de modo concreto e
inequívoco, que acuerdan “Sostener relaciones de cooperación en favor de los
Altos Principios que sostienen, y realizar actividades comunes de filantropía y
protección de los derechos individuales consagrados por las leyes del país,
respetándose en su autonomía y singularidad, y sin intervenir en circunstancia
alguna en los trabajos propiamente masónicos de la otra parte”.
Queda así preservada de manera
irrefutable, la institucionalidad independiente de cada poder masónico concurrente
al acta citada, lo que permite homologar – en el caso de la Gran Logia de Chile
- la conducta que nos precede por 19 años, y que es absolutamente coherente con
el aseguramiento de los derechos a la Iniciación de mujeres y hombres, en el marco
de la Tradición y de los Antiguos Usos de la Fraternidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.