miércoles, 1 de mayo de 2024

140° aniversario de la Respetable Logia Paz y Concordia N°13

 













Sean mis primeras palabras para expresar la enorme satisfacción de representar a la Gran Logia de Chile, en esta jornada en que hacemos un reconocimiento a la magnífica historia y el presente de la Logia Paz y Concordia N°13, madre de la Masonería en Concepción, al cumplir 140 años de existencia.

Quisiera, en primer lugar, recordar con cariño y agradecimiento, la labor comprometida de los hermanos fundadores de la Logia Paz y Concordia, cuya decisión y perseverancia permitió la instalación definitiva de esta Logia cuya acción bienhechora se proyectó, fecunda, no solo para bien de la comunidad de Concepción sino también del resto de la región.

Poniendo la historia en nuestro foco, nos preguntamos ¿qué fuerza, qué inspiración magnífica tenían aquellos hermanos que fueron capaces de hacer estas maravillas que hoy nos enorgullecen? ¿Qué sentimientos llenaban sus corazones para visualizar los problemas que vivía la provincia y para imaginar la hermosa realidad que fueron capaces de construir para bien de esta hermosa comunidad?

Y no podemos olvidar que su gesta emancipadora la iniciaron cuando había hostilidad hacia el librepensamiento, cuando las ideas libertarias eran consideradas, erróneamente, enemigas de la espiritualidad y de los sentimientos religiosos.

En este ambiente, no puede extrañar que el hermano que liderara el renacer de la Masonería penquista fuese Enrique Pastor López, el mismo que en 1856 había traído la luz masónica a estas tierras al fundar la pionera Logia Estrella del Sur. Pastor López fue un masón de personalidad admirable, de gran fortaleza y fuertes convicciones. No había vacilado en solicitar la nacionalidad chilena cuando nuestro país fue atacado por España, su patria de origen, en 1866. 

Siendo gobernador del departamento de Coelemu, en 1872, en un gesto de dignidad que le enaltece, renunció a su cargo, en protesta por la orden gubernamental que le obligó a devolver la administración del cementerio local a la iglesia, inspirado en la convicción laica que a nadie podía negársele sepultura argumentando ideas religiosas distintas.

A Enrique Pastor López le acompañaron, en 1883, hermanos que son recordados cada año en la Logia Paz y Concordia, pues la empresa que emprendieron - al crear este Taller masónico - es motivo de orgullo para todos nosotros y sus nombres resplandecen en la historia de Concepción.

 Por nombrar solo a uno, quisiera recordar al Querido Hermano Enrique Burke Hamilton, quien tuvo la responsabilidad de dirigir al nuevo taller en sus primeras semanas de existencia.

Este hermano de origen irlandés, se había desempeñado como cirujano al servicio de Chile, formando parte del Ejército de Operaciones de la Alta Frontera e investido, en 1863, del título de cirujano de la guarnición de Los Ángeles, encargado de la inspección de los hospitales de las plazas de Angol, Mulchén y Lebu. Por largos años residió en Los Ángeles, hasta que trasladó su domicilió a Concepción. Tenía 60 años cuando presidió la nueva Logia Paz y Concordia, misma época en que formaba parte del directorio de la Sociedad de Agricultura del Sur.

Hombres como ellos, comprometidos con la comunidad en que vivían y trabajando por el progreso de la Humanidad, eran también aquellos hermanos que concurrieron con sus luces y su esfuerzo a levantar las sólidas columnas del Taller cuyos 140 años de existencia celebramos.

Para la Masonería, el ejercicio de la caridad es la mejor escuela para formar personas bondadosas, interesadas en su prójimo y convencidas de que el amor que se prodiga a otros se convierte en atmósfera de buenos sentimientos que va contagiando a los demás con amor fraternal.

Así lo entendieron, también, los hermanos fundadores, como bien lo recordaba esta Logia, en 2018, señalando que, a poco de fundarse, Paz y Concordia creó talleres para mujeres, ayudó a familias desamparadas, colaboró con la Escuela Hogar de Concepción, brindó ayuda a las viudas del personal naval fallecido en actos de servicio, proporcionó apoyo a personas privadas de visión, ayudó a los enfermos del Hospital San Juan de Dios y contribuyó a los policlínicos para pobres. Hizo campaña para erradicar los malsanos conventillos y organizó colonias escolares, además de desarrollar programas de higiene y salubridad en colegios y sociedades de obreros, cuando la epidemia de cólera llegó a Concepción, en 1895.

Así entendían la Masonería. Eran mente y corazón, pensamiento y acción generosa, que se volcaba a la comunidad para ir en ayuda de los estratos sociales más abandonados y necesitados del gesto filantrópico de los masones.

Pero nuestros hermanos iban más allá y, apenas transcurrido un año de la fundación del Taller, varios de ellos participaron en la creación de la Sociedad Liceo de Niñas de Concepción, interesados en darle acceso a la mujer a una educación secundaria que le proporcionase una formación laica, capaz de hacerla comprender la naturaleza y su realidad.

Desde 1877, cuando se promulgó el decreto Amunátegui que reconoció el derecho de las mujeres a rendir exámenes para optar a carreras universitarias, los masones comprendieron que podrían colaborar en esta obra de justicia apoyando el establecimiento de liceos como el que se fundó en Concepción en 1884, así como lo habían hecho los hermanos de Copiapó y Valparaíso unos años antes.

Podemos pensar que este proyecto de la Logia Paz y Concordia, contó con el empuje entusiasta del Querido Hermano Abilio Arancibia Paz, quien se había desempeñado como profesor en el Liceo de Copiapó, rector del Liceo de Concepción entre 1881 y 1888 y uno de los fundadores de  la Logia, que también tuvo el derecho a ser su Venerable Maestro.

La preocupación de los hermanos de la Logia Paz y Concordia por la educación se hizo presente, nuevamente, en 1901, cuando desde el Taller surgió la idea de impulsar la educación primaria obligatoria, esfuerzo que, como sabemos, solo se haría realidad por ley de la república promulgada casi veinte años más tarde.

Y no solo había una preocupación por la emancipación de las inteligencias de los niños en edad escolar. También hubo una activa participación logial en la ayuda económica que pudieran necesitar, lo que se convirtió en acción al ser creada la Sociedad Protectora de la Infancia. 

Avanzando las primeras décadas del siglo 20, la Logia Paz y Concordia abrazó como propia la idea de crear una universidad para Concepción.

En la vicepresidencia del Comité Pro Universidad y Hospital Clínico, en marzo de 1917, se ubicó el Querido Hermano Virginio Gómez González, iniciado en este Taller en 1901, quien, por ese entonces, siendo director del Hospital de Concepción, se convirtió en el principal promotor del proyecto. 

Y recordemos que cuando los hermanos de ese entonces bregaban por tener una universidad en la ciudad, anhelaban una casa de estudios superiores que estuviese comprometida con el desarrollo de la provincia, pues solo así se lograría contar con una institución que fuese un medio que prodigara generoso impulso al desarrollo de la región y de todo el sur de Chile.

El sueño se hizo realidad y hoy día la Masonería penquista puede enorgullecerse de haber trabajado con generosidad para hacer realidad el sueño inicial que permite contar hoy día con la más que centenaria Universidad de Concepción, de tanto prestigio nacional e internacional.

Finalmente, quisiera recordar que en 1954 surgió en esta Logia la idea que dio origen a la actual Corporación Educacional Masónica de Concepción.

Si ninguna otra obra hubiese hecho la Logia Paz y Concordia a lo largo de su existencia, la creación de esta corporación, en la que actualmente participa unida la Masonería jurisdiccional, sería suficiente para reconocer su aporte significativo a la comunidad.

Este proyecto es un ejemplo digno de imitar. La Masonería de Concepción ha sabido impulsar un proyecto educativo con énfasis en la formación integral de sus alumnos, inspirados en el laicismo, que respeta todas las creencias, pero sin imponer ninguna.

Gracias al proyecto educacional de la COEMCO, a la idea visionaria que propusiera hace casi 70 años el Querido Hermano Idelfonso Garretón Unda y al apoyo que, de inmediato, brindó la Logia Paz y Concordia, Concepción y sus comunas vecinas pueden expresar su satisfacción de contar con establecimientos educacionales que promueven los valores humanistas, la excelencia de sus proyectos educativos y la libertad de espíritu.

El trabajo desarrollado por estos hermanos, en estos 140 años de actividad logial, constituye un ejemplo para la Masonería chilena.

Concluyo mis palabras, comentando al distinguido auditorio que me escucha, que la Masonería no tiene otro propósito que formar buenas personas y mejores ciudadanos.

Nuestro quehacer se funda en aportar a la felicidad de los seres humanos, fomentando la paz y la resolución de los conflictos mediante el diálogo. Difundimos la tolerancia, como único instrumento que permite la conversación respetuosa y el desarrollo de las capacidades para entender y justipreciar las ideas ajenas.

Estimulamos la caridad, no con la idea de la de limosna, sino con la intención clara de considerar al postergado o al descaminado, como un legítimo otro que merece nuestro apoyo y solidaridad para que se levante y exalte su dignidad humana.

Consideramos la libertad de conciencia y el derecho a la libertad de pensamiento como la base de toda autonomía personal y autodeterminación individual. Convocamos a la fraternidad humana, como la base de todas las virtudes que hacen posible el reconocernos como parte de la misma aventura de la vida.

Esa labor docente, formativa, perseverante, es la que caracteriza la labor de una Logia masónica, y es la que está presente en el relato permanente de la Logia que homenajeamos, que quiso poner la paz y la concordia como un propósito moral entre los hombres de bien.

Para quien habla en representación de la Gran Logia de Chile es motivo de honda satisfacción apreciar el reconocimiento que la madre de la Masonería penquista ha conquistado en estos 140 años, motivo por el cual extiendo mis felicitaciones a cada uno de sus integrantes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Martínez de Rozas y sus ideas libertarias. Día del libre pensamiento 2023

  Concurrimos este día a poner en valor la Libertad de Pensamiento, derecho humano que tiene para los miembros de nuestra Orden Masónica, un...