viernes, 16 de julio de 2021

Saludo a la Masonería Colombiana en actividad telemática conjunta

          Sean mis primeras palabras para hacer llegar a los HH de la Gran Logia de Colombia, especialmente al Gran Maestro MRH Alexander Alarcón Camacho, el fraterno saludo de la Gran Logia de Chile, de su gobierno superior y de las logias de su Obediencia, con el mayor aprecio y consideración, con motivo de la celebración del Nonagésimo Noveno aniversario de la Gran Logia de Colombia, que se cumpliera el 19 de febrero pasado, y dentro de cuyas actividades de júbilo se inscribe esta, en que hemos sido invitados a exponer sobre la labor institucional extramural que realiza la Gran Logia de Chile.

Lejos de pretender ser Maestra en lo que hace, la invitación formulada la asumimos con la humildad de los Obreros de Paz, que están llamados a hacer obras de bien, en tanto deber y en tanto comprensión de la doctrina masónica, emanada de la Tradición de la Antigua Fraternidad, de los Usos y Costumbres, y de la Doctrina emanada de la Constitución Andersoniana, a la que la Gran Logia de Chile ha sido leal desde sus orígenes.

Para el masón chileno no existe Masonería si esta no es capaz de poner en práctica en la sociedad en que el masón vive y convive, los altos principios y la conducta coherente con las virtudes que el proceso de Iniciación construye en la cotidianidad del trabajo en Logia.

Somos hombres que, habiendo cumplido con las exigencias del honor y de un devenir libre de reproches morales, llegamos a los templos masónicos a perfeccionarnos y eliminar los resabios de herencia, que deben ser superados por un propósito de perfeccionamiento que nos lleve a la práctica de las virtudes.

Tal cambio no tiene sino un destino: volver a la sociedad como personas mejores, practicantes de la virtud, con una conducta más sublime, capaz de contribuir a la solución de las complejidades que expresa el tiempo histórico en el cual cada persona humana escribe su propia historicidad.

Contribuye de modo claro - a esa concepción de lo masónico - la tradición republicana tan presente en el desarrollo de la Masonería Latino-Americana, que nos une por herencia y por los lauros que muchos masones de nuestro continente, que no solo han aportado virtud moral al desarrollo de sus sociedades, sino también virtud cívica y ciudadana, contribuyendo de modo sustancial al progreso de las Naciones que integran la ilustre fama del Continente de las Repúblicas.

Lo que hace la Gran Logia de Chile, recoge esa tradición, con la depuración iniciática que da cuenta de un desarrollo institucional firmemente radicado en el trabajo en los templos, a través de una docencia moral claramente expresada en sus rituales. Desde el primer Gran Maestro, Juan de Dios Arlegui, hasta hoy, existe en la Masonería chilena una vinculación moral a los procesos que vive nuestra República.

A veces con mayor éxito, a veces con desaciertos. Y si vosotros QQHH han encontrado elementos de interés, por conocer el trabajo de la Gran Logia de Chile desde un punto institucional, bajo el actual gobierno superior de la Orden que encabezo, a propósito de las complejidades que como sociedad y país enfrentamos en estos tiempos de enormes desafíos, tengan la seguridad que ello es coherente con los esfuerzos que han hecho mis predecesores, y que es un ganancial que permite encauzar cualquier desafío.

Cuando asumimos nuestra gestión, a mediados de 2018, fijamos algunas ideas fundamentales para orientar nuestro quehacer, en el contexto de una divisa y una promesa: Mas y Mejor Masonería. Más esfuerzo por fortalecer la institucionalidad masónica, mejor proyección y prestigio de la Orden.

La primera cuestión era eliminar la imputación de ser una organización solo de hombres. Nuestra regularidad se funda en los principios que emanan de la Gran Logia Unida de Inglaterra, por lo cual, resolver la cuestión de la mujer ante la apreciación pública, de una sociedad como la chilena y en medio de una revolución feminista, paralela al momento en que asumíamos, nos obligó a tomar una opción moral insoslayable: el reconocimiento del derecho a la Iniciación para la mujer, en los mismos términos que fue asumida por la GLUI en 1999.

Así establecimos una Acta de Relación y Cooperación con la Gran Logia Femenina de Chile, sustentada en el reconocimiento del derecho a la Iniciación de la mujer, y en relaciones interinstitucionales basadas en la autonomía y en la decisión de abordar las cuestiones extramurales en que estuviéramos de acuerdo.

En ese contexto, asumimos la tarea en común de realizar una ceremonia republicana cada mes de septiembre, mes de la Patria en Chile, donde se invitan a todas las altas autoridades del país y a los representantes de las distintas fuerzas políticas, gremiales, religiosas, académicas, sociales etc. Esta ceremonia es co-presidida por la Gran Maestra de la GLF de Chile y el Gran Maestro de la GLCH.

La segunda cuestión fue que, cualquier actividad que desarrolláramos en la sociedad, debía estar lejos de toda identidad político partidista. Lo que debía expresar nuestro aporte a la sociedad chilena debía sostenerse firmemente en la Fraternidad como mensaje y práctica.

La prescindencia de la Orden, respecto de las opciones que puedan tener los miembros de la Orden, en sus legítimas apreciaciones partidistas, debían quedar fuera de cualquier expresión de nuestras opiniones institucionales.

La tercera cuestión era que debíamos respetar la ley, el orden constitucional, el estado de Derecho, y toda autoridad de la República, ejerciendo sus facultades en fidelidad con el orden constitucional y legal del país, independientemente de la identidad política.

En ese contexto, era muy relevante no tener opinión institucional sobre la gestión o las opiniones de las autoridades y abstenernos de asumir puntos de vista que nos vincularan con opiniones de algún sector político en particular. Tal vez esa es la cuestión crucial.

En cuarto lugar, ya en un plano internacional, la Masonería chilena respeta las Grandes Logias regularmente constituidas, y se abstiene de tener opinión sobre las realidades nacionales de cada país, sobre sus gobernantes y sus procesos políticos, y considera que cada Gran Logia es soberana para afrontar los desafíos de su país. La misma prescindencia pide en relación a los sucesos que puedan afectar al territorio de la República de Chile, donde ejerce su soberanía iniciática.

He señalado los aspectos que fundan nuestro accionar institucional, que no pretendemos poner de ejemplo, pero que no dudamos en exponer a través de la conferencia a la que se nos ha invitado de modo tan fraternal, frente a lo que ha significado la elaboración del libro “La Masonería propone a Chile”, que es una aportación no partidista, consensuada y colaboradora de muchos masones a los desafíos actuales de nuestro país.

Agradecemos la oportunidad y esperamos dar satisfacción a las expectativas fraternales.




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