Sean mis primeras palabras para hacer llegar a los HH de la Gran Logia de Colombia, especialmente al Gran Maestro MRH Alexander Alarcón Camacho, el fraterno saludo de la Gran Logia de Chile, de su gobierno superior y de las logias de su Obediencia, con el mayor aprecio y consideración, con motivo de la celebración del Nonagésimo Noveno aniversario de la Gran Logia de Colombia, que se cumpliera el 19 de febrero pasado, y dentro de cuyas actividades de júbilo se inscribe esta, en que hemos sido invitados a exponer sobre la labor institucional extramural que realiza la Gran Logia de Chile.
Lejos
de pretender ser Maestra en lo que hace, la invitación formulada la asumimos
con la humildad de los Obreros de Paz, que están llamados a hacer obras de
bien, en tanto deber y en tanto comprensión de la doctrina masónica, emanada de
la Tradición de la Antigua Fraternidad, de los Usos y Costumbres, y de la
Doctrina emanada de la Constitución Andersoniana, a la que la Gran Logia de
Chile ha sido leal desde sus orígenes.
Para
el masón chileno no existe Masonería si esta no es capaz de poner en práctica
en la sociedad en que el masón vive y convive, los altos principios y la
conducta coherente con las virtudes que el proceso de Iniciación construye en
la cotidianidad del trabajo en Logia.
Somos
hombres que, habiendo cumplido con las exigencias del honor y de un devenir
libre de reproches morales, llegamos a los templos masónicos a perfeccionarnos
y eliminar los resabios de herencia, que deben ser superados por un propósito de
perfeccionamiento que nos lleve a la práctica de las virtudes.
Tal cambio no tiene sino un destino: volver a la sociedad como personas mejores, practicantes de la virtud, con una conducta más sublime, capaz de contribuir a la solución de las complejidades que expresa el tiempo histórico en el cual cada persona humana escribe su propia historicidad.
Contribuye
de modo claro - a esa concepción de lo masónico - la tradición republicana tan
presente en el desarrollo de la Masonería Latino-Americana, que nos une por
herencia y por los lauros que muchos masones de nuestro continente, que no solo
han aportado virtud moral al desarrollo de sus sociedades, sino también virtud
cívica y ciudadana, contribuyendo de modo sustancial al progreso de las
Naciones que integran la ilustre fama del Continente de las Repúblicas.
Lo
que hace la Gran Logia de Chile, recoge esa tradición, con la depuración
iniciática que da cuenta de un desarrollo institucional firmemente radicado en
el trabajo en los templos, a través de una docencia moral claramente expresada
en sus rituales. Desde el primer Gran Maestro, Juan de Dios Arlegui, hasta hoy,
existe en la Masonería chilena una vinculación moral a los procesos que vive
nuestra República.
A
veces con mayor éxito, a veces con desaciertos. Y si vosotros QQHH han
encontrado elementos de interés, por conocer el trabajo de la Gran Logia de
Chile desde un punto institucional, bajo el actual gobierno superior de la
Orden que encabezo, a propósito de las complejidades que como sociedad y país enfrentamos
en estos tiempos de enormes desafíos, tengan la seguridad que ello es coherente
con los esfuerzos que han hecho mis predecesores, y que es un ganancial que
permite encauzar cualquier desafío.
Cuando
asumimos nuestra gestión, a mediados de 2018, fijamos algunas ideas
fundamentales para orientar nuestro quehacer, en el contexto de una divisa y
una promesa: Mas y Mejor Masonería. Más esfuerzo por fortalecer la
institucionalidad masónica, mejor proyección y prestigio de la Orden.
La
primera cuestión era eliminar la imputación de ser una organización solo de
hombres. Nuestra regularidad se funda en los principios que emanan de la Gran
Logia Unida de Inglaterra, por lo cual, resolver la cuestión de la mujer ante
la apreciación pública, de una sociedad como la chilena y en medio de una
revolución feminista, paralela al momento en que asumíamos, nos obligó a tomar
una opción moral insoslayable: el reconocimiento del derecho a la Iniciación
para la mujer, en los mismos términos que fue asumida por la GLUI en 1999.
Así
establecimos una Acta de Relación y Cooperación con la Gran Logia Femenina de
Chile, sustentada en el reconocimiento del derecho a la Iniciación de la mujer,
y en relaciones interinstitucionales basadas en la autonomía y en la decisión
de abordar las cuestiones extramurales en que estuviéramos de acuerdo.
En
ese contexto, asumimos la tarea en común de realizar una ceremonia republicana
cada mes de septiembre, mes de la Patria en Chile, donde se invitan a todas las
altas autoridades del país y a los representantes de las distintas fuerzas
políticas, gremiales, religiosas, académicas, sociales etc. Esta ceremonia es
co-presidida por la Gran Maestra de la GLF de Chile y el Gran Maestro de la
GLCH.
La
segunda cuestión fue que, cualquier actividad que desarrolláramos en la
sociedad, debía estar lejos de toda identidad político partidista. Lo que debía
expresar nuestro aporte a la sociedad chilena debía sostenerse firmemente en la
Fraternidad como mensaje y práctica.
La
prescindencia de la Orden, respecto de las opciones que puedan tener los
miembros de la Orden, en sus legítimas apreciaciones partidistas, debían quedar
fuera de cualquier expresión de nuestras opiniones institucionales.
La
tercera cuestión era que debíamos respetar la ley, el orden constitucional, el
estado de Derecho, y toda autoridad de la República, ejerciendo sus facultades
en fidelidad con el orden constitucional y legal del país, independientemente
de la identidad política.
En
ese contexto, era muy relevante no tener opinión institucional sobre la gestión
o las opiniones de las autoridades y abstenernos de asumir puntos de vista que
nos vincularan con opiniones de algún sector político en particular. Tal vez
esa es la cuestión crucial.
En
cuarto lugar, ya en un plano internacional, la Masonería chilena respeta las
Grandes Logias regularmente constituidas, y se abstiene de tener opinión sobre
las realidades nacionales de cada país, sobre sus gobernantes y sus procesos
políticos, y considera que cada Gran Logia es soberana para afrontar los
desafíos de su país. La misma prescindencia pide en relación a los sucesos que
puedan afectar al territorio de la República de Chile, donde ejerce su
soberanía iniciática.
He
señalado los aspectos que fundan nuestro accionar institucional, que no
pretendemos poner de ejemplo, pero que no dudamos en exponer a través de la
conferencia a la que se nos ha invitado de modo tan fraternal, frente a lo que
ha significado la elaboración del libro “La Masonería propone a Chile”, que es
una aportación no partidista, consensuada y colaboradora de muchos masones a
los desafíos actuales de nuestro país.
Agradecemos
la oportunidad y esperamos dar satisfacción a las expectativas fraternales.
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